¿Cuál es el precio justo del aceite de oliva?


¿Por qué está tan caro el aceite de oliva? Es algo que mucha gente se pregunta y no les suele gustar las respuestas.

  • Porque la cosecha ha sido mala.

Es una respuesta habitual, pero a la gente esto no le convence, pues los precios ya subían antes de la cosecha para la producción del año anterior, te dicen.

  • ¿Por qué tienen que vender caro el producto del año pasado si ellos pagaron poco a los productores de aceituna? ¡Se están forrando! ¡Se lucran! ¡Se aprovechan!

Es el comentario general. Veamos el asunto desde un punto de vista más económico, de formación de precios.

La explicación está en el modo en que se forman los precios de un producto como este, que no es fácilmente reproducible, que tiene una producción que unos años es muy alta y otros escasa. Al final, el que almacena grandes cantidades (la OFERTA) y las va vendiendo poco a poco a lo largo del año, a la espera de la cosecha del año siguiente, es el que marca el precio, en equilibrio con la DEMANDA de los compradores transmitida a través de las cadenas de supermercados.

Se trata del equilibrio oferta-demanda habitual en los sistemas de mercado, sin fijación de precios.

En cierto modo, son las almazaras las que marcan el precio y luego a ese precio de almazara, los supermercados le añaden un pequeño margen y nos lo venden a nosotros.

Un precio de almazara que van fijando de modo dinámico en función de sus existencias, sus esperanzas de existencias, y del ritmo a que van vendiendo esas existencias. El precio que ellos ponen es el justo y necesario para que sus existencias se vayan vaciando al ritmo adecuado. Un precio lo bastante bajo para que haya la demanda suficiente para no quedarse con grandes stocks al final de temporada y lo bastante alto para que la demanda no sea tan alta que provoque que se queden sin existencias antes de la llegada de la nueva temporada.

¿Qué pasaría si el gobierno fijara el precio del aceite de oliva, si pusiera un precio digamos "justo", suficiente para un beneficio aceptable pero no elevadísimo para agricultores y almazaras? Por ejemplo, si ponemos el precio a 5 € el litro, la mitad que ahora a principios de 2024.

En el caso de que la cosecha fuera mala, como las últimas dos, las almazaras tendrían unas existencias escasas, similares a las actuales, y la demanda, el ritmo de ventas, sería más alto que el actual y entonces las almazaras, y luego los supermercados, se quedarían sin existencias a mitad de año. Lo que pasaría es que en junio o julio sería imposible comprar aceite, pues se habría agotado en todas partes salvo tal vez en un mercado negro, vendido sin regulación, ilegalmente, a precios disparatados por alguien que almacenó algo de producto a escondidas. Los extraperlistas harían su agosto y la mayoría no podría comprar aceite de oliva a partir de mitad de año.

Y si la cosecha fuera muy alta como cuando el aceite costaba a 3 € el litro hace años, la demanda, el ritmo de ventas, no sería lo bastante alta, ya que el precio estaría fijado en 5 €, como para bajar significativamente las existencias de las almazaras y se llegaría a la siguiente temporada con los depósitos tal vez al 50% de su capacidad, y si la cosecha siguiente es aceptable no podrían comprar toda la aceituna que se produjera. Los agricultores que no recogieran pronto su oliva no podrían venderlas pues ya no cabría más en las almazaras. Además, desaparecerían los aceites de calidad suprema, los aceites gourmet, de marca, pues para qué esforzarse con una calidad superior si el precio está marcado por el gobierno. Un supuesto precio justo para los agricultores y los consumidores.

Así que, ¿Qué preferís? ¿Economía de mercado o precios marcados?

¿Y qué nos espera para los próximos 10 meses, hasta la siguiente cosecha?

Pues veamos el gráfico de existencias en almazaras que ofrece el Ministerio de Agricultura de España.


La cosecha este año está siendo algo mejor que el año pasado pero muy poco mejor, se estima en unas 800.000 toneladas en total, y la curva de existencias está siendo muy similar a la del año pasado. Por lo tanto, es de esperar precios similares a los del año pasado. No esperemos ninguna bajada ni tampoco ninguna gran subida. Tal vez un pequeño incremento acorde a la subida de los salarios interanual. Lo justo para que mantengamos un ritmo de consumo similar al del año pasado, adecuado para que la curva de existencias vaya descendiendo desde enero a un ritmo "adecuado".

Solo en el caso que, tras la floración y cuajado de la aceituna, en mayo, se observe que la cosecha del año siguiente va a ser muy elevada, solo entonces, a partir de junio, bajarían algo los precios para así reducir aún más las existencias e ir adaptando los precios a los esperados de la cosecha siguiente.

Así que ¡salud con un chupito de aceite AOVE! y a esperar.

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